Stiva da Mors - Velatorio Comunal de Vrin. Obra publicada en El Croquis 210/211 Gion A. Caminada 1995 2021. Fot.: Jesús Granada.
Conceptos
Entrevista a Gion A. Caminada
por Robert M. Veneri (en colaboración con Gabriella Taylor y Annika Hofschen)
Texto publicado en El Croquis 210/211 Gion A. Caminada 1995 2021
Robert Veneri: La dificultad de transcribir el 'significado' de algo concreto a otra lengua se describe e ilustra poéticamente en la película Lost in Translation de Sofía Coppola. Esta dificultad se revela, al mismo tiempo, como una oportunidad, incluso como un reto, curioso y a la vez fantástico, desde el que generar una narración. La perspectiva de sumergirse en el auténtico significado de una 'cosa' —en el sentido que le daba el filósofo alemán Martin Heidegger— resultó crucial en el caso de esta entrevista realizada a Gion Caminada en su lugar natal Vrin, Suiza. El hecho de evitar preguntas comunes y, en cambio, recurrir a sugerir conceptos, palabras, ideas o 'cosas', dio lugar a una entrevista particularmente fluida y sugerente en cuanto a los pensamientos, el trasfondo y las fuentes de inspiración del trabajo de Gion Caminada, también de sus actitudes y estrategias.
Cabe señalar que la lengua materna de Caminada no es el alemán, sino el romanche —una antigua lengua retrorrománica que se habla en el cantón suizo de los Grisones —de ahí que, por ejemplo, el término romanche 'Stiva da morts' que en alemán significaría 'Totenstube' (literalmente 'sala de los muertos') al traducirse al inglés como 'Community Mortuary Building' (Edificio Funerario Comunal) hubiera perdido el 'sentido' de la idea, de edículo, que precisa justamente el término en el romanche original—. Al tratar de aclarar el 'sentido' original de 'Stiva da morts' a las dos personas de lengua materna inglesa que ayudaron a realizar la transcripción de la entrevista al inglés, se acordó que la idea en inglés que más se acercaba al significado original era 'Burial Threshold Space', en alemán 'Bestattungsschwellenraums' (literalmente 'Sala en el umbral del entierro'). La importancia de esta diferencia, aparentemente tan pequeña como irrelevante, se revela como clave para comprender el destacado trabajo de Gion Caminada, una obra, la suya, en la que los 'umbrales' y las 'diferencias' deben considerarse como elementos esenciales. Este ejemplo anterior ilustra la complejidad de la traducción de determinados términos empleados por Caminada en la entrevista, un texto que será publicado en inglés y en castellano a partir de la edición de la entrevista realizada originalmente en alemán.
A partir de las diferentes cuestiones planteadas en la conversación con Gion Caminada fueron surgiendo distintas categorías de conceptos —que hemos reflejados en el texto en negrita—, conceptos que, además de aportar a su arquitectura un valor añadido, permiten elaborar criterios a partir de cuales poder definir la actitud de Gion Caminada a modo de manifiesto.
Proyectar
El proyecto como afirmación; o la afirmación a través del proyecto. ¿Cómo comienza el proceso de proyecto? ¿Qué hay al principio?
Gion Caminada: ¿Hay teorías antes de desarrollar una idea, antes del proyecto? ¿O, más bien, hay planteamientos que revelan una actitud? Más aún, esos planteamientos, ¿se originan a posteriori, en el propio proceso? Proyectar es un proceso continuo. Hay que tener curiosidad; uno no puede saber de antemano hacia dónde se dirige. Hay que tener la mente abierta para descubrir una idea, para permitir que las cosas fluyan o puedan ocurrir, incluso para que lo inesperado pueda manifestarse. Uno debe darse tiempo. Experiencia y serenidad van de la mano. ¿Es esto 'sabiduría'? ¡No, en absoluto! Porque ciertas cosas son imposibles de aprender, simplemente están ahí, ocurren, surgen.
Hogar
¿Casa, hogar; o tierra natal?
Creo que el término Casa sólo se podría definir como objeto, quizá, como materia —de estos temas habla Martin Heidegger al preguntarse cuándo algo es 'materia' o cuándo algo es 'cosa'—. En el concepto Hogar se desvanece la diferencia entre objeto y sujeto, es otro mundo. Sería hermoso si la casa viviera contigo y tú vivieras con ella; eso sería el hogar. Estoy trabajando en un caso así [Caminada nos muestra un proyecto de viviendas en Valendas que cuenta con espacios multiusos y diferentes zonas climáticas]. Aquí, por ejemplo, vivo y trabajo con la casa, regulando el clima interior al cerrar por la noche una ventana o una puerta, interactuando con la casa. Por eso, también, la idea de las zonas climáticas diferentes dentro de la casa, el que no tenga la misma temperatura todo su interior. Afrontar este tipo de circunstancias —hacer que la casa de convierta en hogar— es lo que hace que uno disfrute con ellas.
Vrin es mi tierra; aunque mi tierra natal bien podría haber sido otro lugar. Pero Vrin es mi tierra quizá porque tenga una estrecha relación con la gente, o yo mismo sea parte de lo que ocurre en el pueblo. Puedo hablar con mi vecino, y éste se convierte en mi caja de resonancia, un concepto importante para nosotros que es diferente al del eco. En el eco, gritas algo y ese sonido retorna inalterado. En cambio, en la resonancia se tiene la sensación de que lo que emites se procesa y vuelve transformado. La resonancia implica tener-algo-que-ver-con alguien. Cuando esto mismo sucede con la vivienda —cuando se convierte en interlocutor que también participa contigo— la casa deja de ser una simple materia, un objeto mudo. Ya no es una simple cosa, como un objeto bello. Porque el concepto de Hogar va más allá: es cosa y es persona; como si fuera una disolución química. Esta interacción me interesa mucho, también en relación al paisaje —un contexto en el que Bruno Latour habla del 'casi-objeto' y del 'casi-sujeto'—. El hogar es un lugar muy especial.
Identidad
Identidad / Inconfundibilidad. Vrin como identidad: la continuidad. Tipo. Topos. Diferencias
La identidad es algo duradero. Algo muy valioso puede conducir a la identidad. Y puede crearse. Pero ¿cómo surge la identidad? Yo nunca quise construir en Vrin algo fuera de lo común. He presenciado el lugar; lo he vivido y observado, lo conozco. Posee una fuerza increíble, igual que los recuerdos. A diferencia de los lugares muy marcados por el turismo, aquí apenas ha sucedido nada. En Vrin, las personas siempre han vivido así, en el día a día, en el aquí y ahora, aunque su gente siempre haya querido superar esto y aspirar a un mundo mejor. Yo también adopté esta actitud, me dije que quería seguir desarrollando este lugar de forma continua, de modo que todo aquello que se aleje de esta voluntad superadora, o que no se corresponda con ella, resta fuerza al lugar. Vrin no es idéntico a nada. Ser igual que otro impide servir de modelo —un modelo siempre es igual a sí mismo—, el modelo es lo contrario al Tipo. Los tipos varían, cambian. Por ejemplo, en toda la región alpina se pueden encontrar tipos de casas parecidos, pero cada tipo se distingue de los otros por cómo se adapta a las condiciones que influyen en cada lugar —por ejemplo, a la forma en la que sopla el viento, o a cómo varía según el clima—, y eso es el Topos. En realidad, topos quiere decir 'hacer lo correcto para el lugar'. El tipo es una noción ideal, es lo que ha dado buenos resultados a lo largo de mucho tiempo. Por ejemplo, el pasillo central con habitaciones a ambos lados —que se da tanto en casas de piedra como en casas de madera— es una tipología recurrente en las viviendas de la zona alpina. De modo que, bien las casas se construyan en piedra o madera u otros materiales, las construcciones responden al clima y a las características naturales; en todo lo cual el hombre también juega un papel importante, así que, si en cierto lugar se manejaban tradicionalmente ciertas cosas de manera muy especial, esa circunstancia ha marcado el lugar, lo ha identificado culturalmente. Eso es lo verdaderamente hermoso, la interrelación entre la naturaleza y la cultura, el evitar su disgregación. Creo que la identidad es una fuerza, y como tal, perceptible. Por eso la identidad y la diferencia son conceptos tan cercanos. Se podría decir que no hay identidad sin diferencia, ni diferencia sin identidad. La identidad también es renovación. Identidad es trabajar en valores.
Repetición
El poder de la repetición. El sentido de la repetición. Aprender de la repetición.
Cuando uno más aprende es precisamente cuando repite un trabajo de igual forma. Si hoy haces una cosa y mañana otra distinta, no te darás cuenta de lo que ha cambiado. Se trata de percibir las modificaciones, de seguirles la pista. Si uno trabaja durante más de 30 años de forma continua en algo puede percibir cualquier pequeño cambio. El que mire desde fuera no percibirá esos cambios; tenderá, más bien, a ver sólo lo superficial, no lo sustancial. Por eso, siempre les digo a mis alumnos que salgan al mundo exterior, pero tratando de comprender por qué algo es como es. Porque la razón de que algo es como es no tendrá que ver con cuestiones de gusto. Mi opinión es que una vez que se ha logrado captar y entender una cosa se pierde interés por copiarla; y todo el asunto se convierte de pronto en una cuestión ética o moral. El llevar a las personas tan lejos como para que al menos intenten comprender, es conseguir mucho. También es muy importante prestar atención. Quien pueda hacer algo realmente bien, también será capaz de dominar cualquier otra cosa. Cuando se haya entendido un tipo de construcción, también será más fácil comprender otros, diferentes. Se trata de afinidades: aunque algunas cosas puedan parecer totalmente distintas, en muchos aspectos serán iguales.
Cambio
Ayer, al anochecer, salimos a dar un paseo por Vrin y nos preguntamos si sería factible renovar el tratamiento de la madera del velatorio (Stiva da Morts) con aceite de linaza, caseína y cal.
Me interesa el proceso de envejecimiento de los materiales, pero también la importancia de su elección o la observación de sus cambios. Todo eso me interesa. La belleza del envejecimiento por la acción del viento, el sol y la lluvia; pero también la importancia del mantenimiento. Ambos factores tienen que ver con el sentido de lo valioso. A menudo me pregunto cuándo deberíamos renovar una fachada. Todos valoramos a las personas que se arreglan —es un signo de aprecio hacia el propio cuerpo—, igual pasa con la arquitectura. Pero el envejecimiento, ciertamente, sigue teniendo relación con la topografía, con la construcción y con los materiales; incluso, con el azar o las vicisitudes, las emociones y las transformaciones.
Actitud / Inspiración
Inspiración por comparación. La satisfacción de ocuparse de otros temas y su utilidad en arquitectura.
La interdisciplinariedad, que hace años era un tema importante, implica compensar las lagunas de conocimiento. Y sí, la arquitectura de hoy debe seguir siendo social, ¡por supuesto! Pero a mí me interesa mucho más el concepto de trans-disciplinariedad, un concepto que tratando de respetar las distintas disciplinas tal y como son procura abordar la creación a partir de ellas. Ése es el cometido de la arquitectura, de lo social, del arte. Por supuesto, ocuparse de otras disciplinas supone una valiosa contribución a la arquitectura —¿qué es arte? ¿qué es una buena película?, etc.—, pero soy de la opinión que debemos operar con las herramientas de la propia arquitectura. La misión de la arquitectura es construir, y construir es atribución del arquitecto. Junto a la dimensión estética, construir significa detectar los problemas actuales y debatir sobre ellos, como, por ejemplo, ocurre con el cambio climático. Hoy debemos contribuir a toda costa a reducir las emisiones de CO2, así que me pregunto: ¿qué puede aportar a este debate la arquitectura desde su particular autonomía? Porque estoy firmemente convencido de que tan sólo con la Técnica no seremos capaces de lograr una solución aceptable. La técnica debería entenderse simplemente como un complemento. Es importante conseguir hacer llegar a la gente nuevos conceptos con los que detectar las cualidades del cambio; de ese modo, se percibirán como valor añadido y no como algo que suponga una renuncia. La respuesta arquitectónica al cambio climático debe darse, en primer lugar, a través de soluciones espaciales.
Filosofía
Filosofía y referencias.
Las cuestiones filosóficas me interesan a posteriori. Primero, tengo una idea para construir una casa, y luego, leo a Heidegger, a Kant y a otros; lecturas que influyen en mi forma de pensar y repercuten en mi obra. Cuando me involucro en algo, encuentro interesante lo que pueda extraer del Arte y, por supuesto, el propio Arte. Aunque filósofos y artistas no suelan tener una respuesta concreta a lo que busco, sí que me aportan algo. Me ocurre algo similar con el uso de referencias externas: trato de entenderlas, no de tomarlas literalmente —insisto, si uno entiende algo pierde interés en copiarlo—. Estas referencias pueden provenir de diferentes fuentes: de la historia, de los propios edificios, de las formas biológicas, del arte, incluso de cualquier lugar. En un proyecto potente se funden las referencias elegidas, dejan de estar visibles.
Libertad
Los niveles de libertad.
La sensación de libertad sólo se manifiesta en ciertos momentos. La libertad también necesita acotarse, requiere distintos grados. Hay diferencias entre una libertad limitada y una ilimitada. En algún momento uno ha de comprender que sólo es libre hasta cierto punto, que la libertad absoluta no existe. Si se tiene una familia, unos buenos amigos y cosas que se valoran −la naturaleza− también se tienen responsabilidades, porque sólo se es libre de una forma limitada. Cuando uno vive en un lugar con personas que le importan, nunca se es realmente libre. Si se quiere que surja la libertad, se deben establecer ciertos límites —sin límites, las personas son incapaces de actuar—, si bien, con criterio; un exceso de normas conduce a que tan sólo suceda aquello que ya se había previsto. Hay que dejar sitio a la novedad, hacerla posible o previsible, incluso imprevisible. Esto es lo que imagino cuando pienso en democracia. Mi impresión es que antes, en Vrin, yo tenía mucha más libertad; digamos, más mano libre que ahora. Hace 20 años, aquí, yo todavía podía hacer muchas cosas, había mucho movimiento, la gente esperaba algo de mí y yo procuraba corresponder a sus expectativas. Ahora, todo el mundo parece estar cómodo, saturado, están un poco saciados. Y también puede que yo ponga un poco de los nervios a la gente de aquí. Tengo que soportarlo; los demás también.
Independencias, autonomía
Si quiero trabar una relación con alguien, debatir algo con una persona, él o ella debe tener su propia identidad, quizá también su propia voluntad, al igual que yo; de lo contrario no surgirá relación alguna. Una relación exige autonomía e independencia. De forma similar, un contexto que deje huella ha de basarse en la autonomía. La arquitectura no surge de una autonomía reducida a sí misma, sino de la autonomía del lugar, alimentada por fuentes diversas; esto es, de la autonomía que aportan el contexto local y sus condiciones, pero también las influencias externas. Son la autonomía y la proximidad las que crean, en un lugar concreto, el necesario espacio libre para el surgimiento de una arquitectura de la resonancia.
Lo inesperado
Tolerar que suceda lo que no estaba previsto desde el principio. No se trata de fallos, sino de una ruptura con la perfección: desfases, por ejemplo, en el orden de los pilares en Pontresina, desplazamientos… ¿la magia está en eso?
Creo que esa 'ruptura' hace que todo sea llevadero. La perfección absoluta es difícil de soportar —convivir con alguien que sabe hacer de todo puede resultar duro—, en cambio, encuentro extremadamente importantes las sutilezas de la imperfección. Por supuesto, hay que estar atento a no generar demasiada imperfección, porque fácilmente se puede pasar al extremo opuesto y frustrar la obra. De nuevo se hacen necesarias ciertas reglas, y plantearse la cuestión de qué nivel de imperfección llegaría a ser admisible. En todo caso, cuando 'vibra' lo inesperado las cosas cobran vida y se crea una atmósfera propia. Quizá se trate de ambigüedades, de una legibilidad diferente. Aunque también hay proyectos grandiosos en los que la claridad tiene un efecto decisivo, proyectos elaborados para algo muy especial y que sólo se justifican de ese modo, como es el caso de las iglesias. Pero también hay espacios sin una finalidad concreta —como la casa bioclimática que proyecté en Valendas, en la que existe un gran espacio previo a la vivienda—, y en tal caso resulta interesante la indefinición de usos. Dar lugar a lo inesperado implica dar valor al 'suspense'. Creo que es importantísimo mantenerlo en la vivienda. Cuando algo se da por supuesto desaparece el suspense. Cuando todo se diseña a través de algoritmos, cuando todo se justifica matemáticamente y todo se concibe desde la pura lógica, ya no queda lugar para el azar, para lo inesperado o lo eventual, algo para mí muy importante. Sería un magnífico reto construir casas que faciliten siempre esa tensión, casas en las que haya cabida para lo inesperado.
Casualidades
¿Cómo aparecen las casualidades?
De algún modo, siempre doy por hecho que algo determinado va a suceder, que hay que estar abierto al azar. ¡Las casualidades no llegan precisamente de modo casual! Las puedes impulsar; quizá dependa de la composición, o de la dramaturgia del proyecto, o incluso de su gestión. Hay que dejar espacio a todas esas posibilidades. Por ejemplo, durante la reforma de la Hostería en Hergiswald, construida sobre cimientos muy antiguos, se derrumbó un muro y de repente nos quedó un poco más de espacio disponible. Ese espacio se convirtió de improviso en un pequeño habitáculo. Mi colaborador quería recuperar la forma ortogonal primitiva, pero yo le dije '¡mira el efecto que deja esa pequeña muesca en la habitación!' Porque, inesperadamente, la habitación ya no era 'tan ortogonal', ya no tenía una geometría tan clara, ganaba una pizca de ambigüedad. Esa irrupción aportaba a la habitación algo poético, incluso erótico; en cierto modo la hacía más interesante como contrapunto, daba la sensación de que el espacio empezaba a comunicarse contigo. A eso me refiero cuando hablo de 'casualidades'.
Duda
Creación a partir de la duda.
Es increíble lo importante que es dudar; pero no debería conducir a la desesperación. El gran Alberto Giacometti siempre dudaba, pero conservaba la suficiente energía creativa como para seguir adelante. Al parecer, solía romper todo en pedazos y empezaba de nuevo. Modelaba tanto sus figuras que se le deshacían en las manos. En alguna ocasión dijo 'esta vez sí que estoy realmente cerca'. Eso me parece genial. Como arquitecto, cuando puedes decir 'bien, por fin podría conseguirlo', estás poniendo en manifiesto el valor de la duda. Creo que es necesario dudar para dar el primer paso; pero también creo que para poder ir más allá debes dudar de lo que has hecho. Por la noche, dudar puede ser malo; pero por la mañana, vuelve a funcionar; de modo que se llega a una suerte de equilibrio. Pero dudar también significa reflexionar y observar. Creo que cuando se tienen los ojos siempre abiertos, cuando se mira y se percibe algo que, aunque pueda parecer poco importante sentimos que podría llegar a ser significativo, se está, posiblemente, siguiendo el camino correcto. Si uno va demasiado lejos, si se vuelve arrogante y dice 'estoy seguro de que esto va a quedar bien al cien por cien', el riesgo de fracasar es mayor. Aunque, a veces, el no tener dudas también puede conducir a conseguir algo magnífico. Si atendemos a la historia del mundo, también veremos que las personas que simplemente siguieron su propio camino sin dudarlo también lograron hacer cosas excelentes.
Tropiezos en el proceso de diseño
Chocar con algo y poder seguir el camino sin tener la sensación de renuncia.
Esto es algo que sucede siempre. Y por esa razón me gusta tener gente a mi lado, aunque a veces me pongan un poco de los nervios… Los obstáculos y dificultades debemos asumirlos. Como cuando tratamos de resolver los difíciles problemas medioambientales; problemas que, por otra parte, también pueden sugerirnos nuevas ideas. De lo que se trata es de encontrar soluciones que no conlleven transigir, porque las soluciones de compromiso son lo peor —con ellas siempre tengo la sensación de estar renunciando a 'lo mejor' en aras de la deseada paz—. El caso es que, si se discute sobre algo, pueden surgir nuevas soluciones. Y es entonces, cuando se llega al consenso por esta vía, cuando uno se dice a sí mismo 'de acuerdo, no lo sabía, no tenía ni idea, pero ésta es la mejor solución'. Y en tal caso, lo que surge es una nueva opción, no una solución de compromiso.
Leer
Buscar estímulos.
Leo varios libros al mismo tiempo. Lo que leo siempre tiene que ver con mi trabajo, ya sean textos filosóficos, sociológicos o históricos. Esa es para mí la idea de trans-disciplinariedad. Cuando he puesto una lectura como centro de interés en mi trabajo es, por supuesto, porque tenía que ver conmigo, con mi trabajo. En todo caso, lo que no me haga avanzar, de hecho, no lo leo, no me interesa. Los textos sobre arte los encuentro interesantes, al igual que ciertas materias algo más ajenas desde el punto de vista disciplinar. Por ejemplo, un libro de Heidegger, Gelassenheit (Serenidad), lo encuentro un librito hermoso. También me parece muy bueno otro texto suyo, Der Feldweg (El camino rural). Para mí, ambos libros son preciosos.
Escribir
Escribir como proyectar.
Creo que escribir es importantísimo. La escritura es una herramienta de proyecto. Cuando ya no avanzo con el dibujo, tengo que ponerme a escribir. Entonces se aclaran algunas cuestiones. Escribir es comparable con proyectar: ambos son herramientas de pensamiento en los que poder insertar ciertos fragmentos.
Tiempo
El manejo de lo casual requiere trabajo y tiempo. Y el tiempo es un lujo.