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Conversaciones con Frank O. Gehry. Por Alejandro Zaera

 

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Entrevista realizada por Alejandro Zaera Polo en 1995, publicada originalmente en El Croquis 74/75 Frank Gehry 1991 1995

Este texto es el resultado de una entrevista peripatética realizada a lo largo de la oficina de Frank Gehry en Santa Mónica en Julio de 1995. Los objetivos eran la descripción de las técnicas desarrolladas a lo largo de una extensa y reconocida práctica, y el esclarecimiento de algunas importantes áreas de su obra oscurecidas tras su inclusión dentro de los llamados desconstructivistas.

Usted empezó a ejercer la profesión hace unos treinta años y, sin embargo, el reconocimiento público sólo le ha llegado después de varios años de trayectoria profesional; y es que su carrera no parece tan cuidadosamente construida como la de otros conocidos arquitectos de su generación. Es curioso, sobretodo a la luz del producto, observar una carrera más azarosa de lo habitual...

Puede que esta impresión sea debida a la imagen que de mí da la prensa arquitectónica, con la que, por cierto, no me relaciono demasiado. Nunca he adoptado, por ejemplo, esa postura que necesita de un seguimiento periodístico continuo, como es el caso de Peter Eisenman, con sus constantes declaraciones polémicas. Mi carrera ha sido siempre bastante lineal. Me alegro de que hayas dicho treinta años; lo normal es que la gente me diga: claro, desde que usted llegó e hizo su casa ... ¡Pero, hombre, si llevo trabajando desde 1962! En el 78, cuando hice mi casa, ya tenía dieciséis años de práctica profesional...

Su trabajo parece mantener una interesante postura entre el profesionalismo más pragmático y la experimentación más radical ¿Cómo se produce el cambio entre una posición acomodaticia y una posición más radical?

Bueno, es todo la misma cosa, ¿no? Lo lógico es que los arquitectos trabajen para unos clientes, y lo lógico es que esos clientes de los arquitectos formen parte del mundo y parte de la comunidad. Claro que hay un cierto tipo de clientes, que quieren hacer cierto tipo de trabajo, que nunca acudirían a nosotros. Y es que después de los primeros intercambios de opiniones, los clientes llegan a entender que por nuestra parte hay una cierta implicación personal. También entienden que yo les voy a escuchar. No les voy a decir: miren, yo no voy a hacer eso; el que ustedes ganen dinero a mí no me interesa lo más mínimo; si ustedes tienen que dormir en un agujero en el suelo, a mí no me importa nada... Para mí la relación con el cliente es muy importante. Si, por ejemplo, el cliente es una estructura corporativa y no tengo la posibilidad de hablar con el presidente, no acepto el trabajo.

Su trabajo parece firmemente enraizado en Los Angeles. En vez de trabajar encerrado en una torre de marfil, parece como si su trabajo consistiera en mirar en torno suyo, estar atento a lo que sucede alrededor y reaccionar. ¿Cómo piensa que ha influido en su sensibilidad y en su forma de trabajar el vivir en Los Angeles?

¡Algunas veces me pregunto qué hubiera sido de mí de haberme quedado en Toronto... ! Nunca se sabe. Cuando vine a Los Angeles en los años cincuenta, todo esto era como una especie de frontera. Había grandes posibilidades de trabajo: al terminar la guerra Los Angeles comenzó a crecer muy deprisa, por sus excepcionales condiciones climáticas y por el propio crecimiento económico del pais. La gente se sentía atraída por este lugar porque era una tierra de oportunidades. Los Angeles era una ciudad en constante movimiento; todo sucedía muy deprisa...

Debido al clima y a esa inercia que provocaba la energía del desarrollo, no se construía con materiales duraderos. Aquí fue donde esa cultura del fast food de pos-guerra alcanzó su mayor cota. Después de haber padecido la guerra, lo queríamos todo muy rápido... Todo el sistema se puso e n marcha para conseguir las cosas de la forma más inmediata. Como además no había infraestructura, ni estructura legal, ni apenas historia, fuimos capaces de dar una respuesta casi inmediata. Todo el mundo buscaba hacer negocios. La política era expansionista y plural. Los Angeles era como un gran lienzo en blanco; estaba virgen.

Así que para usted no era sólo un lugar lleno de oportunidades, sino el lugar donde encontrar esos ingredientes que más tarde consiguió transmitir casi en forma de declaración . Parece como si su contribución consistiese en revelar el fondo cultural de esa civilización de la inmediatez que se creó en Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. . .

Es una actitud compartida con algunos de los artistas q u e trabajaban e n Los Angeles en esos momentos, y con los que tuvo frecuentes contactos. ¿Qué papel tuvieron en el desarrollo de su carrera gente como Ron Davis o Billy Al Bengston?

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