Bodegas Bell-Lloc
RCR Arquitectes
Construir una bodega para la producción y el consumo de vino de modo privado en un entorno singular —el arranque de un valle, al pie de la montaña de un espacio protegido— es el origen del proyecto. En este entorno existen construcciones de distinta índole, incluso una ermita donde empieza la ladera. En el camino que une a todas ellas aparece un tramo cubierto, deprimido, del que cuelgan, enterradas bajo las viñas, como un peine, las dependencias de la bodega.
No es un recinto único sino una promenade que permite descubrir distintos espacios cuyo recorrido ondulante, en planta y sección, transforma la dimensión de los mismos. Se utiliza la inercia de ese entorno excavado para evitar cualquier consumo energético en sus cualidades ambientales, cuya percepción singular es el resultado de su geometría espacial y sus materiales —el acero y las piedras— que envuelven al visitante en un mundo subterráneo, fresco, aislado, donde poder sentir y degustar otro tempo.