"La lengua portuguesa suministra estructuras de pensamiento con verdaderos rasgos exquisitos. En Portugal, el árbol es femenino, como el puente, como el dolor y como el paisaje. Los nombres que tienen las flores del campo, como decía una vez la escritora portuguesa Agustina Bessa-Luís, son tan tiernos, que empañan los ojos. Y la palabra gracias, obrigado(a), no es una alocución abstracta e impersonal, como en la mayoría de las lenguas indo-europeas, sino un participio, masculino o femenino, que establece un vínculo de obligación entre las personas. Es indudable que todo esto determina una forma muy particular de pensamiento, pues palabra y comprensión visual resultan inseparables. En Portugal, por ejemplo, existe un nombre concreto para el ambiente que crea la luz de la luna: o luar. Cuando las luces se apagan, por la noche, cuando el mundo se convierte en una sombra extensa, puede detectarse esa luz confusa que derrama la luna sobre los caminos, los troncos de los árboles y los rostros. En otras lenguas se hace referencia a la luz de la luna, pero en la portuguesa la luz de la luna se ha convertido en un sustantivo, se ha sustantivado: es un lugar. Y ese lugar, o luar, habla de lo que no tiene un contorno exacto, de lo que puede ser a la vez ilimitado y pequeño."
Luis Martínez Santamaría es Doctor Arquitecto y profesor de Proyectos Arquitectónicos en la ETSAM desde 1990. Miembro del Consejo Director de la Academia de España en Roma, 2012. Miembro de la Comisión de Calidad de la Ciudad de Madrid, 2010-2011. Miembro de la Comisión para la Protección del Patrimonio Histórico Artístico y Natural del Ayuntamiento de Madrid, 2012-2016. Director de la colección de libros La Cimbra de la Fundación Caja de Arquitectos, 2005-2015.